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Son el cadáver de un viejo almanaque,
el lado bajo, oscuro, el desapego,
fueron la contra de su contraataque,
humo grisáceo que nos deja el fuego.

Las partituras son en blanco y negro,
las fotocopias de sus manos también;
los espejos miran solo para adentro
mientras las sirenas suenan en tu sien.

Son la vergüenza de los laberintos,
las escaleras han sido su opio,
para mirarnos de arriba, excitados,
y descubrirnos su caleidoscopio.

Todos los diarios son en blanco y negro,
los fantasmas del pasado también;
las fonolas suenan solo para adentro
mientras las picanas rompen el andén.

Fueron las sombras de los uniformes,
pilas de cajas de remedios,
la colección de retratos sin nombre,
fueron las llaves de los cementerios.

1 comentarios:

  El Peladito

26 de junio de 2007, 1:51 p. m.

Muy weno Leito...el que no salta es militar!!!
Me pongo serio, en un intento, creo entender que la violencia en sus multiples formas con el paso del tiempo dan paso al olvido, el horror...solo se rescata una terrible nostalgia envuelta en penas del sufridor.
Bien por vos que rompiste el silencio con etas palabras escritas...mi aplauso de pìe