Con el quiero de tu espada.

Tengo una razon en la memoria
que me invita a recordar y convidarte;
tengo una penumbra, una parodia,
que me enseña el silencio de olvidarte.

Tengo mas de un tiempo que me sobra,
para no dejarte sola en este entierro;
tengo mas que nada mis dos sombras,
para no quedarme solo en este encierro.

Si Buenos Aires es la luna,
yo no quiero ser el sol en el magreb;
Si el ruido es de la sangre que se ayuna,
yo no quiero ser el hambre del ayer.

Tengo tantas formas de salida
que no llego a ver si es cielo o es infierno;
tengo tantos sueños como heridas
para seguir enredandome entre inviernos.

Tengo solo ecos agudos y acoplados
en el lado oscuro y duro de la suerte;
Tengo un solo de domingos inundados
en el centro del amor y de la muerte.

Si Roma sigue tan alejada
no me pidas que hallane la autopista;
Si me quieres con el quiero de tu espada
no podre tocarte mas que con la vista.

(La plata, 2007)

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