parece mio todo lo impropio
y lo propio ajeno...
Es un karma corto pero intenso;
fumo, pienso y vuelvo a fumar...
ya todo está en el aire:
el humo, las ideas y hasta el rostro de las paredes
donde choco.
¡Dejen de golpearme con tanta verdad,
que la sangre alegre se me esfuma!
Están marcardome con sangre de lo que no dañé
y soy cenizas;
Entre algodones y heridas todo pasa;
es tan lejano el techo como la palabra,
y el karma juega en contra.
¡Basta de agobiarme que solo respiro!
Los poros de las sombras me revivien hasta matarme.
Con total fantasia e imparcial juicio
el control está en el fondo del sueño
y fuera del mundo;
el eco está en la casa, en el aire...
y no hay control.
¡Dejen de elegirme para estrenar sus ideas,
que ya estoy sordo de estupidez!
(Basta!)
(La Plata, 2005)