Sinceridad

Él negaba todo,
y negaba tanto ese todo
como todo lo demas...

No eran muchas las formas de negacion,
pero él sabía alternarlas,
- ya que era indispensable disimular un poco -

Entonces siempre, o casi siempre,
existian bromas y demas ñoñadas, en mayor medida;
y en menor medida alguna que otra mueca
de amor u odio,
- según dicen, hay un solo paso entre estos antonimos sentimientos -
o alguna que otra sonrisa
que desnudaba en ella una lumbre
que encandilaba facil y se hacia dificil mantener la vista al frente.

Surgían tambien,
- como para compensar, y asi mantener la negacion -
forzadas muestras de indiferencia...
estar del otro lado de la vereda era un buen lugar,
sobretodo, si desde ahí se tenia un panorama amplio
de las actitudes silenciosas y las morisquetas...
y, a la vez, para captarla de cuerpo entero.

...Y todo esto mientras el otoño llegaba
cansado de cargar kilos y kilos de hojas secas,
y el verano se iba, sofocado por el calor,
de veraneo a las playas del olvido...
Definitivamente, el otoño llegó,
pero no solo con hojas secas,
sino tambien con los ojos humedos de ella;
Asi, él pudo usarlos de espejo, y se vió, y la vió...
y solo atinó a quitarles su tristeza...

el otoño se fue como pudo,
el invierno se instaló en ellos
con bufandas de abrazos,
con guantes de piel.
Todo fluia como si el mundo no importase,
- por cierto para él asi lo era -
demasiadas horas fueron cómplices
de tanta necesidad necesaria y abismal.

La primavera trajo sudor
mucho antes de que el verano regresara;
entonces...
no hubo excusas ni escudos
que soportaran la sangre
que nutría los vetriculos del amor,
las auriculas del deseo,
las paredes de palabras,
las sábanas de sueños,
los besos de los besos...

Ella se fue amoldando al pecho de él,
hundido por el viento entre lluvia y lluvia,
por el soplo entre latido y latido...

Pero quiso tambien disimular,
- vaya uno a saber por qué -
y apagó asi la luz de los ojos,
y encendió la lamparita del cuarto,
que ahora apagará él,
solamente...
para recordarla.

(La Plata, 2007)