Ojos añejos

Tuve los ojos derretidos de amarguras
viejas, desveladas, memoriosas;
los balcones fueron palabras
las palabras fueron sobras de una cena
que nunca llegó a tener hambre ni verdad.

Mientras tanto la noche ha esperado todo el dia
para encontrarme vulnerable ante cada destrucción
y los dedos de la luna resonaron como campanas
anunciando su llegada primaveral y confidente;

pero solo existió inercia y gravedad
y todo el mundo inmundo se empeñó
en cumplir la ley del puedo, la norma del debo, la regla del quiero.

En estos ojos derretidos cargo mis hombros
hombros que una vez fueron pañuelo y almohada...
hoy mis ojos se han cerrado para siempre
y mis hombros ya no secan más.

(La Plata, 02/09/2007)

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