Todos los automovilistas son mortales

¡Toda la ruta por delante!
De modo que instalo mi cerebro en el pie derecho,
concentro la energía de mi conciencia
y me largo a doscientos por hora.
¡Qué fluída pasión esta que tiendo
entre el espacio y el tiempo!
Pero no tengo pasta de dios vivo
y me aniquilo en una curva.
Recogen mi osamenta como pueden, de a pedazos,
lavan la carretera, vuelve a circular el tráfico
y mientras me reemplazan interminablemente
otros furiosos y mortales consumidores de energía,
la solitaria fotografía de mi cédula de identidad
oscurece y se esfuma en una lejana comisaría
y deja al mundo sin explicación.

- Joaquín Giannuzzi -

1 comentarios:

  Chota

29 de abril de 2008, 10:50 p. m.

:) Que lindo.
Somos compatriotas platenses ! =D