La tormenta del tiempo

Cada vez que el viento acecha con la llaga de los duelos
la tristeza nos despierta con el eco del dolor;
ensordecen las ausencias, precipitan los destinos
prolifera la necrosis de los átomos del sol.

Los pronósticos anuncian soledades bajo cero
sobre un suelo árido de oscuras lunas llenas;
primerean los relámpagos a los ruidos secundarios
que avecinan la certeza de otra noche singular.

Los recuerdos pasan camino al corazón desierto
la piel se enarena, se ablandan los ojos y la vida;
cada vez es menor el común espacio sin olvido
donde se suele hallar el alma inmune a los destrozos.

Mientras tanto todo añeja el flujo desnudo, el amor
entonces siempre hay una excusa nueva para huir;
cada vez que el viento acecha con la llaga de los duelos,
para qué seguir buscando ese ojo de tormenta.

- La Plata -

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